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EJÉRCITO
Torrelodones, 5 de julio de 1937

DE LAS MILICIAS AL EJÉRCITO POPULAR

El ejército se ha ido convirtiendo en una fuerza política junto al partido socialista, el partido comunista, los anarquistas, los republicanos de izquierda y las organizaciones sindicales, UGT y CNT. En la República, desde la batalla de Madrid hasta la crisis de mayo de 1937, el poder ha ido basculando hacia el Ejército Popular.

A comienzos de la guerra, en la etapa miliciana, se formaron en Madrid, junto a las milicias políticas y sindicales, otras que tuvieron como foco las Casas Regionales y que se nutrieron de huidos de las zonas ocupadas y residentes en Madrid aglutinados según sus lugares de origen. Como se observa en las fotografías que acompañan a esta crónica, los defensores de Madrid, reciben su recompensa. Este artillero vasco, a quien vemos acompañado del comandante Lizárraga, ha sido ascendido a sargento y es el servidor de la famosa batería conocida como “'el abuelo”' y que otros llaman al cañoncito, el Felipe.

Vicente Lizárraga es el creador de la Milicia Vasca Antifascista que combate bajo dos banderas: la republicana y la ikurriña. Entraron en acción en octubre en Navalcarnero y al comienzo de la Batalla de Madrid estuvieron situados en Boadilla del Monte. Tras los duros combates en La Moncloa y el Parque del Oeste, hoy defienden las posiciones republicanas situados en el Paseo de Moret. El nuevo ejército de la República se organizó a comienzos de octubre de 1936. Se ha estructurado sobre dos pilares. Uno, las Brigadas Mixtas, a las que se han ido integrando las milicias. Sus uniformes lucen como distintivo la estrella de cinco puntas , las barras de las diferentes graduaciones y el nuevo saludo militar con el puño que se ha impuesto en todos los actos militares.

El segundo pilar de este Ejército Popular es la figura del comisario político, que sirve de enlace entre las organizaciones obreras y las fuerzas armadas. Entre sus tareas destaca la de elevar la moral de los soldados, como realiza Ángel Peinado, también concejal socialista del Ayuntamiento de Madrid, tras la disolución el 15 de abril de la Junta de Defensa de la capital, en su reciente visita a los nuevos soldados que hacen la instrucción militar en Manzanares el Real.

Las sastrerías militares de Madrid surten de uniformes a los soldados, incluso algunos batallones disponen de su propio sastre. Los soldados están bien pagados, reciben 10 pesetas diarias y la oficialidad mayor salario según sus grados. Los hombres de la intendencia se encargan de que las raciones sean abundantes y haya vino en todas las comidas para los combatientes. También se procura que en los momentos de descanso los soldados dispongan de chabolos, limpios y ordenados, donde puedan compartir el avío, charlar, tocar música, leer y escribir.

Desde la retaguardia, los intelectuales desarrollan tareas de propaganda, sin dejar de mantener su presencia en los frentes y en los actos militares. Destaca el papel de la escritora Maria Teresa León, que asiste a muchos de estos actos militares en calidad de secretaria de la Alianza de Intelectuales Antifascistas.

La metamorfosis del miliciano en soldado se gestó en noviembre del 36, durante la defensa de Madrid. En aquellos meses convergieron factores decisivos para el desenlace de la batalla, la llegada de instructores militares y de armamento soviético -cincuenta carros de combate-, la entrada en acción los aviones rusos -chatos y moscas-, y la presencia en el frente de las Brigadas Internacionales.

En la 30 Brigada Mixta los automóviles llevan rotulado Ejército Español en lugar del nuevo nombre de Ejército Popular, porque un coronel ha considerado que los cambios en todo caso les correspondería hacerlos a los sublevados. En enero esta brigada está bajo el mando de Manuel Tagüeña, que se enorgullece de sus disciplinados chóferes sindicalistas.

A primeros de julio estamos asistiendo a los preparativos de una gran ofensiva hacia Brunete. El Estado Mayor del Ejército de Centro, ha ubicado el puesto de mando en Torrelodones, en un ecléctico palacete conocido como el Canto del Pico, desde el que se obtiene una magnifica visión del campo de batalla.

Carmen Dalmau / Raúl Domingo.

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